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Aunque existen muchas variedades de anémonas, la más cultivada con uso ornamental es “anemona de caen”. Se trata de una flor bulbosa con un tallo de entre 20 y 30 cm, de colores normalmente rojos, azules, morados y blanco, que florece durante la primavera. Sus hojas son parecidas a las del perejil.
Plantación:
El bulbo, con un aspecto bastante amorfo, se siembra a principios de otoño a principios de invierno, en suelos con buen drenaje a unos 5 cm de profundidad. Antes de plantar se aconseja ponerlos 3 horas en remojo antes de sembrarlos. Según cuando se haya sembrado puede florecer desde principios hasta mediados de primavera.
Temperatura:
Conviene protegerlas de las heladas extremas, aunque tienen cierta resistencia a las heladas moderadas. Si tu zona tiene inviernos muy fríos se recomienda cultivarlas en maceta para resguardarlas con facilidad. Deben ser expuestas a sol o semisombra, en sombra total o con falta de luz las flores no acaban de abrirse completamente.
Riego:
Para determinar si el suelo drena o no bien, obsérvalo con atención después de una fuerte lluvia. Si puedes localizar charcos cinco a seis horas después de la última gota de lluvia, significa que el suelo es demasiado compacto y no drena adecuadamente. Para solucionar debes mezclar la tierra con arena, corteza molida o materia orgánica descompuesta (en proporción 3 partes de tierra por 1 parte de arena o corteza). El riego debe ser frecuente directo en el suelo (no sobre hojas y flores), aunque evitando encharcamientos. El suelo no debe quedarse completamente seco.
Cuidados:
Una vez que la planta se seque se recomienda sacar los bulbos de la tierra y conservarlos en un lugar fresco y seco para volver a sembrarlos de nuevo en otoño. Se reproducen mediante división de bulbos y también es posible mediante semillas.
CALIBRE 4/5